El presidente electo de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, aseguró este domingo que la pena de muerte, que está prohibida constitucionalmente, es un "asunto cerrado" para el Gobierno que asumirá a partir del 1 de enero.
"Además de tratarse de una cláusula pétrea (imposible de alterar) de la Constitución, nunca formó parte de mi campaña. Asunto cerrado antes de que se convierta en el revuelo" del día, señaló el mandatario electo en redes sociales, su principal medio de comunicación con los brasileños.
Bolsonaro respondió así a la entrevista que dio uno de sus hijos, el diputado federal Eduardo Bolsonaro, a 'O Globo', en la que defendió "la posibilidad de pena de muerte para traficantes de drogas, a ejemplo de lo que ocurre en Indonesia, y para autores de crímenes atroces", según publica el diario este domingo.
Eduardo Bolsonaro, reelegido en las elecciones legislativas de octubre pasado, afirmó al rotativo que se podría convocar un plebiscito para preguntar a los brasileños sobre esa cuestión, a pesar del veto recogido en la Carta Magna.
"Sé que es una cláusula pétrea de la Constitución, artículo 5, etc… Sin embargo, existen excepciones. Una es para el desertor en caso de guerra. ¿Por qué no colocar otra excepción para crímenes atroces?", se preguntó el hijo del presidente electo brasileño.
Eduardo Bolsonaro estuvo de gira en noviembre pasado por Estados Unidos, donde mantuvo encuentros con diversas autoridades de ese país y con el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, y estos días se encuentra en Chile.
El diputado federal se reunió en la víspera con el ministro de Hacienda chileno, Felipe Larraín, con quien conversó sobre el sistema de pensiones que funciona en el país austral.