Por: Gabriel Romano
El nombramiento de nuevo este martes de un ministro en Bolivia, que había sido sustituido el día antes tras censurarlo el Parlamento, es visto por un lado como un golpe de poder de la presidenta interina Jeanine Áñez y por otro como un desafío a la Constitución del país.
El pasado viernes el Parlamento boliviano, controlado por el partido de Evo Morales, censuró al ministro interino y al día siguiente Áñez le ratificó su confianza, pero el lunes lo sustituyó para cumplir la Constitución, que exige su destitución si fue censurado, para este martes volverlo a nombrar en el mismo puesto.
Lo que le pasó al ministro interino de Defensa, Luis Fernando López, se puede repetir contra los de Gobierno, Obras Públicas, Comunicación, Medio Ambiente y Exteriores, que también deben comparecer en sede parlamentaria.
López fue censurado por no asistir el viernes a la interpelación, que había sido pospuesta por tercera vez.
Con la fuerza de un parlamento en el que el Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales tiene más de dos tercios, nada impide que en los siguientes días se mantenga la misma ruta de oposición a los ministros del Gobierno interino.
UNA ESTRATEGIA PRESIDENCIALISTA
Para el analista en temas políticos Franco Gamboa, el regreso de López al equipo de Áñez "ha reforzado el presidencialismo" o las decisiones que solo puede tomar un jefe de Estado.
"Creo que se optó por una salida política, dejar sin efecto el nombramiento inicial para, posteriormente, reincorporarlo al gabinete", declaró a Efe.
Para Gamboa, a Jeanine Áñez "no le quedó otra sino actuar a nivel de la estrategia política", sin desconocer lo que establece la Constitución, para dar el mensaje de que "no se va a dejar superar por el Parlamento".
TENSIÓN CONSTITUCIÓN-PRESIDENTA
Por su parte, el constitucionalista Gonzalo Hidalgo dijo a Efe que la medida de retirar primero y juramentar de nuevo a uno de sus ministros produce un "conflicto" entre "la fuerza moral de la Constitución" con las facultades de la jefa de Estado.
A juicio de Hidalgo, el ministro interino de Defensa "debió dejar el cargo" tras la censura y su regreso "no corresponde al ámbito de lo que establece netamente la Constitución".
"(Áñez) no está entendiendo la Constitución. Está ejerciendo el poder del hiperpresidencialismo, esa concentración de poder en una sola persona que la hemos experimentado en los últimos años en Bolivia", apuntó en referencia al tiempo que gobernó Evo Morales.
Para Hidalgo, la destitución de López este pasado lunes mostró una aparente acción de la presidenta transitoria de corte "ético y moral", pero sin embargo tomar juramento de nuevo al ministro censurado marca un comportamiento "netamente político".
La censura y destitución de un ministro por el Parlamento boliviano es algo que no sucedía desde que en 2009 se promulgó la vigente Constitución boliviana.
En los casi catorce años de gobierno de Morales se desarrollaron interpelaciones a varios de sus ministros, que en ocasiones resultaron aplaudidos por los parlamentarios de su partido.
Evo Morales sostenía que las interpelaciones a sus ministros eran reflejo de que su gestión iba por buen camino y que por ello rehusaba a mantenerlos sin hacer cambios.