Por: Laura Barros
Tenía 11 años cuando millones de personas seguían en blanco y negro un viaje hasta entonces impensable: La llegada a la Luna. Hoy, pasados 50 años y convertida en la primera hispana en viajar al espacio, Ellen Ochoa afirma que las mujeres necesitan destacar para ser tomadas en serio.
"Nadie preguntaría a una chica en 1969 ¿Quieres crecer y convertirte en una astronauta?", reflexiona Ochoa en una entrevista telefónica con Efe.
Esta californiana, cuyos abuelos eran mexicanos, formó parte de la tripulación del transbordador Discovery en 1993 tras superar numerosas barreras y romper con estereotipos.
"Cuando hablamos de campos como la Ciencia y la Ingeniería, no hay tantas mujeres como en otras áreas. Tampoco hay hispanos o afroamericanos en la misma proporción que están en la población. Por lo que, sabes, a veces ves a gente que tiene una creencia innata de que no eres tan capaz como otros", subraya.
En su opinión, "esto no se basa en nada, solo se fundamenta en el hecho de que no ven a tanta gente que se parezca a ti en el ámbito en el que estás, en los campos de la Ciencia y la Ingeniería Aeroespacial".
"Y creo -añade- que eso significa que las mujeres y otras minorías infrarrepresentadas tienen que demostrar su valor de una manera que los hombres blancos no tienen. En otras palabras, no es suficiente estar en la media, tienes que destacar para ser tomado en serio".
Cuando se cumplen 50 años de la llegada del ser humano a la Luna, Ochoa considera que este fue el evento que marcó el siglo pasado.
"Creo que es probablemente el único evento que definirá el siglo XX", afirma a propósito del alunizaje del Apolo 11 aquel 20 de julio de 1969.
La científica califica como "enorme" lo que esta misión permitió alcanzar en términos de establecer una meta, superar desafíos y cumplir un trabajo en equipo, pero principalmente en cuanto a conocimiento sobre nuestro vecino más próximo.
"Creo que olvidamos que realmente no sabíamos mucho sobre nuestra Luna antes de hacer esta empoderadora misión", agrega esta mujer que de simple observadora de la histórica travesía logró convertirse, tras incontables horas de estudio y trabajo, en ingeniera de investigación de la NASA en 1988 y dos años después en astronauta.
Esta física, que consiguió inscribir su nombre de raíces latinas en el Salón de la Fama de los Astronautas de Estados Unidos, un sitio reservado también para Neil Armstrong -el encargado de imprimir su huella sobre la superficie lunar-, destaca el conocimiento científico que aportó esa histórica travesía.
"Las rocas más jóvenes en la Luna son básicamente las rocas más antiguas de la Tierra y realmente nos dan acceso a la realidad de la Tierra primitiva", explica Ochoa.
Volviendo al momento del primer paso de un hombre sobre el único satélite de la Tierra, recuerda que lo presenció por televisión junto a toda su familia en su natal California.
"Me parecía muy difícil creer que la gente estaba realmente en la Luna", indica al rememorar esa experiencia.
Mirando al futuro, esta doctora en ingeniería eléctrica, que cumplió cuatro misiones y acumuló casi mil horas en órbita, opina que es un "momento interesante" para estar involucrado en el sector aeroespacial, pues crecen las expectativas de volver a la Luna y está la vista puesta en Marte.
"En el lado del Gobierno, en el lado de la NASA, estamos, por supuesto, operando la Estación Espacial Internacional (EEI) y estamos desarrollando la capacidad de enviar gente a la Luna para que aterrice allí y luego para ir a otros destinos como Marte", indica.
Pero además Ochoa, que fue la segunda mujer en estar al frente del Centro Espacial Johnson, que tiene a su cargo dirigir y supervisar las misiones tripuladas, detalla que desde el sector privado hay proyectos que involucran a varias empresas.
"Hay dos compañías, SpaceX y Boeing, que se encuentran en medio del desarrollo de la capacidad de llevar astronautas hacia y desde la Estación Espacial Internacional. Esperamos ver esas pruebas como a finales de este año o el próximo", sostiene.
Estos acuerdos, explica, están basados en "un modelo muy diferente" al que la NASA ha usado en el pasado, en los que las compañías cedían a la agencia estadounidense las naves que desarrollaban para que las operara como su propietaria.
Con los nuevos acuerdos, SpaceX y Boeing mantienen la propiedad de los vehículos, los operan y "tienen la oportunidad de vender sus servicios a muchos otros clientes, no solo a la NASA"`, afirma Ochoa, quien se abstiene de predecir si en los próximos años se impondrá el turismo o los intereses científicos en la carrera espacial.
"Tenemos una economía de mercado y realmente es el mercado el que determinará si son los turistas los primeros o las empresas que están interesadas en explorar y desarrollar nuevos productos", puntualiza Ochoa, quien ve con optimismo que se estén ampliando cada día las capacidades del sector.