Por: Teresa Nauber
En realidad uno se siente muy bien. Puede caminar, cocinar, ir al supermercado… todo sin ningún inconveniente. Pero a veces notamos que las manos ya no tienen la misma fuerza de antes, que agacharse cuesta bastante y que el hombro en algunos días se hace sentir por el avance de la artrosis.
¿Tengo que dar vuelta la casa, rediagramar todo? No necesariamente. Hay algunos accesorios que pueden aliviarte mucho las tareas cotidianas. "Lo primero que hay que poner bajo la lupa es la sala de baño", explica Martina Koepp, directora de la Asociación Alemana de Gerontotecnología.
Lo importante es que cuente con elementos especiales en la ducha o en la bañera donde uno se pueda sostener. Otro tip poco conocido: existen cepillos que pueden ser fijados al suelo de la ducha con ventosas. Sirven para que uno se limpie los pies sin tener que agacharse. También hay cepillos largos que permiten higienizarse los hombros sin tener que hacer tantos movimientos.
El segundo gran tema es la cocina. "Para muchas personas poder cocinar significa mucho para su dignidad y autoestima", comenta Koepp. Pero si las manos están tiesas por la mañana, se vuelve casi imposible abrir el frasco de la mermelada. "Para eso existen distintos elementos de ayuda".
E incluso se pueden conseguir cuchillos con mangos de diseño especial que permiten cortar sin tener que doblar la muñeca ni hacer tanta fuerza con la mano.
La seguridad en la cocina también es crucial. Los familiares sienten un gran alivio cuando se coloca sobre las hornallas un "supervisor" que dispara una alarma si alguien olvida una olla sobre el fuego.
Las últimas generaciones de estos aparatos no solo emiten una alarma, sino que también apagan toda la cocina si se detecta que algo se está quemando.
Estar blindados contra posibles incendios es algo fundamental, asegura Koepp, que recomienda que los apartamentos tengan una alarma anti-incendio, incluso aunque uno no sea mayor. Hay alarmas que disparan alertas ópticas para quienes no oyen.
Y por último, pasemos a la habitación. A veces la altura de la cama es un problema, tanto por la noche, cuando uno llega agotado, como por la mañana, cuando hay que alzar todo el cuerpo. Las camas muy bajas no son buenas para esos momentos.
No es necesario comprar una nueva, pero sí recomendamos incorporar algo que la eleve hasta llegar a una altura cómoda. Con poco, hará una gran diferencia.
De todos modos, también vale la pena tener en cuenta que hay muchas cosas que se pueden hacer sin hacer compras ni grandes instalaciones. Christine Sowinski, de la asociación de Ayuda Alemana para la Edad, dice que ya con andar con los ojos bien abiertos al caminar por la casa se puede hacer una gran diferencia.
¿Podría correr este mueblecito para no chocármelo todo el tiempo? ¿Lo podré colocar de algún modo que incluso me permita apoyarme cuando vaya hacia la cocina?
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El apoyo y el sostén son fundamentales para evitar caídas que pueden llevar a que una persona de pronto necesite ayuda constante cuando antes estaba de lo más bien. Es muy importante retirar todo lo que pueda generar caídas en la casa.
Los bordes de las alfombras se pueden pegar al suelo, colocar pasamanos en una pared por la que uno suele circular mucho, poner tomas de luz adicionales en sitios que uno frecuente de noche, sobre todo en el camino al baño.
¿Qué es lo que le hará la mayor diferencia a usted? La respuesta es tan individual como cada ser humano, pero le recomendamos informarse un poco, evaluar posibilidades, e incorporar esos pequeños cambios que le aliviarán mucho el día. Es calidad de vida.