Una de las ventajas más importantes de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación es tener la posibilidad, con relativamente bajos recursos, de acceder a información y consumir un contenido universal y sumamente variado.
Pero como diría Franklin D. Roosevelt en 1945 y un puñado de superhéroes le apoyarían después: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Y es que la cantidad de contenido en las redes se ha vuelto descomunal y saber elegir qué contenido consumir, qué contenido creer y en cuál invertir mi tiempo y a veces mi dinero se ha vuelto una ardua tarea.
Es en este momento cuando nos preguntamos: ¿Qué habilidades necesitamos, y sobre todo necesitan nuestros pequeños, para discernir y diferenciar los contenidos reales, coherentes y útiles para nosotros y nuestra sociedad? Entre esas habilidades o competencias podemos nombrar algunas más complejas como pensamiento crítico, el compromiso social, la toma decisiones, la resolución de problemas y el razonamiento científico. Además de contar con otras mucho más básicas e igualmente necesarias como una buena comprensión lectora o curiosidad por lo nuevo.
A todas estas habilidades (junto con otras de índole social y comunicativa) son las que han llamado habilidades blandas o “soft-skills” ya que no son puros conocimientos sino más bien competencias, procesos, métodos y actitudes que asumimos y aprendemos.
Una nueva visión sobre la educación nos dice: ¿Qué tal si la educación formal en los colegios se ocupa en enseñar a los pequeños buenas “soft-skills” y habilidades sociales; y después mediante una educación informal se acaban de formar como profesionales ellos mismos? De esta manera cada uno de esos alumnos estaría gestionando su propio aprendizaje según sus propias habilidades, fortalezas, debilidades e intereses. Suena diferente, pero aunque no nos demos cuenta ya está ocurriendo hoy en día.
De una u otra manera la educación informal nos rodea con páginas web, foros, blogs, videos tutoriales, Wikipedia, Google, influencers, talleres, charlas, cursos a distancia, etc. El conocimiento ya está allí y solo necesitamos dos cosas: saber elegirlo correctamente y “hacerlo nuestro”, pero para eso debemos estar preparados.
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