Dos satélites inactivos que orbitan la tierra podrían colisionar este miércoles entre sí y desintegrarse en miles de pequeños fragmentos que supondrían un riesgo para la integridad de otros satélites espaciales, según informó la organización de seguimiento de basura espacial LeoLabs.
Esta organización explicó en su cuenta de Twitter que la posibilidad de que estos dos aparatos impacten entre sí es de 1 entre 20, aunque ha recalcado que lo más probable es que se crucen a una distancia de 5 a 10 metros.
La alarma saltó el día 27 de enero, cuando este grupo anunció en la red social que estaba siguiendo "el acercamiento" entre el IRAS (13777) y la GGSE-4 (2828).
"Estamos monitorizando un evento de aproximación cercana que involucra IRAS (13777), el telescopio espacial fuera de servicio lanzado en 1983, y el GGSE-4 (2828), una pieza de carga experimental de EE. UU. lanzada en 1967″, anunció.
En un primer término, la compañía anunció que las probabilidades de choque eran de 1 entre 1000, aunque fueron aumentando paulatinamente según los cálculos realizados en base a los datos obtenidos por los radares de LeoLabs.
Las alertas por posible colisión no son algo tan raro en la industria espacial.
En septiembre, la Agencia Espacial Europea (ESA) anunció haber evitado el choque de uno de sus satélites con otro de una constelación perteneciente a la compañía estadounidense SpaceX.
La ESA señaló en un comunicado que su satélite de observación de vientos en la atmósfera Aeolus Earth encendió sus propulsores para esquivar la trayectoria de un satélite perteneciente a la constelación Starlink de SpaceX.
Ese mismo mes, el centro de control espacial de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos, que vigila los objetos que orbitan en torno a la Tierra, alertó de la posibilidad de colisión entre el Aeolus y el Starlink44, uno de los primeros satélites de la constelación Starlink, que prevé aumentar su número hasta los 12.000 a mediados de la próxima década.