El deporte une razas y corazones. Solo habría que recordar a Mandela utilizando el rugby en tiempos en que el racismo hacía muy lejano que negros y blancos pudiesen siquiera pisar un mismo terreno de juego en alguna disciplina.
Madiva, como solían llamarle, armó toda una estrategia tras un viaje a España en los años 90, donde apreció la importancia del deporte en el desarrollo de la sociedad y cómo impactaba sin importar estratos sociales.
Este gran hombre logró lo que nadie había podido: unir a Sudáfrica, otorgando todo el apoyo necesario a negros y blancos para que juntos en un solo equipo y un mismo terreno de juego, honraran al país y a su bandera.
Sin duda alguna, Mandela logró más que eso. Siempre se le recuerda dentro de sus grandes aportes en lo social, humano y político, la gran hazaña de un hombre negro en tiempos del apartheid.
Asumiendo la visión que tuvo Mandela y tras ella dar todo su apoyo al deporte, porque entendió lo que impactaría en términos positivos a su país, veamos lo que pasa en este siglo XXI en República Dominicana.
Un ejemplo fresco podemos apreciarlo en nuestros atletas dominicanos, quienes nos han traído 107 medallas; 25 de oro, 29 de plata y 53 de bronce. Ese ha sido el resultado final de las preseas criollas que mantienen al país en el quinto lugar, producto del trabajo en los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe.
Este evento multideportivo se realiza cada cuatro años y ahora tuvo como sede a Barranquilla, Colombia. La próxima jornada será en el año 2022, en Panamá.
Si miramos hacia el 2014, en Veracruz, México, nuestro país obtuvo 79 preseas en total; 21 de oro, 33 de plata y 25 de bronce. Sin duda alguna, el ánimo este año estuvo muy bueno y eso hay que celebrarlo, independientemente de que estemos en el mismo quinto lugar.
Pero cada vez que estos chicos y chicas salen a competir y nos traen estas medallas que nos alegran tanto el sentimiento nacional, empiezan a surgir las miserias y la pobreza que muchos arrastran. Y he aquí donde hay que emular a otros países que entienden y asumen que el deporte cambia, une y endereza el rumbo de todo el que lo practique, sobre todo el de los jóvenes. Como lo comprendió Mandela.
El deporte impacta de manera positiva no solo en la juventud, sino en el desarrollo social y de verdad… quisiera que esa realidad cambiara para bien en República Dominicana.
Cabe resaltar que la actual dirección del Ministerio de Deportes, le ha dado otra cara y un mayor ánimo a nuestros muchachos y muchachas, pero aún falta demasiado.
Y es que cada vez que los nuestros salen a competir y esperamos que nos traigan medallas, surgen los tristes temas de la pobreza desde donde surgen muchos sin tener el apoyo que deben tener.
Hasta cuándo tendrán que ir nuestros atletas a una competencia tras haber entrenado en condiciones no aptas para lograr traer una presea y que solo así, le presten un poco de atención porque se mediatiza su dolorosa pobreza.
Si en verdad queremos apoyar a la juventud, todos los sectores combinados con el Gobierno, deben dar una mirada constante al deporte.
Hay que garantizar a nuestros atletas un techo, un seguro médico, sueldo con el que puedan desenvolverse, becas para estudiar y un incentivo cuando traigan preseas.
No tienen precio los saltos de alegría y el orgullo que nos hacen sentir cuando en tierras extranjeras ponen en alto nuestra bandera, pero triste es, enfrentar la realidad de tener que mezclar la alegría vs. tristeza al hablar de deporte en República Dominicana.
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