En un rincón tranquilo del este de Turquía, un descubrimiento casual ha capturado la imaginación de arqueólogos e historiadores.
Según el informe, fue encontrado apenas 50 centímetros bajo tierra, en las proximidades del pequeño pueblo de Salkaya, un agricultor local se topó con un mosaico romano de dimensiones sorprendentes y belleza inusual.
La obra, que abarca 84 metros cuadrados y se remonta al siglo III d.C., revela un mundo fascinante de cacerías antiguas, animales exóticos y simbolismos que invitan a reflexionar sobre la vida en los límites orientales del Imperio Romano.
El mosaico presenta un conjunto vibrante de escenas de cacería, protagonizadas por animales que habitaban la región hace casi dos milenios. Entre los más llamativos se encuentra el raro leopardo de Anatolia, capturado en un momento de tensión mientras hunde sus colmillos en el cuello de un avestruz. Alrededor de él, se despliega un drama visual en el que leones persiguen cabras montesas, osos acechan ciervos y galgos rodean a un jabalí. Estas imágenes dinámicas, casi cinematográficas, contrastan con las representaciones más tranquilas de aves como faisanes y patos que descansan bajo árboles frutales y entre rosas florecidas.