Las crisis no se generan por sí solas. Tampoco porque sí. Mucho menos por caprichos del destino o porque la entidad en cuestión haya sido víctima de la mala suerte. Las crisis son situaciones que desde hace mucho tiempo venían caminando, presentándose, sigilosas, pero completamente a la vista, en las cuales nadie reparó de manera seria o, simplemente, se dejaron pasar porque no eran del todo importantes. Hoy, estamos frente a una gran crisis, y no una reciente, sino que data desde hace más de 30 años y que involucra al Sistema Eléctrico de nuestro país.
Desde hace más de tres décadas vemos en la prensa los mismos titulares. “En este cuatrenio eliminaremos los apagones”, “En este periodo llevaremos a cabo proyectos para solucionar el problema eléctrico”, (el mejor de todos), “Crearemos una comisión multisectorial que se encargará de identificar los puntos de mejora del sistema”. Sin embargo, se queda en eso, en enunciados, en la tinta de los periódicos y en las mesas de trabajo de aquellas iniciativas que se inician y no se terminan.
Algunos que leen esto dirán: ¡pero los pasos se han dado! En el 2014 el Poder Ejecutivo aprobó un proyecto de ley para iniciar con las negociaciones del Pacto Eléctrico, con la promesa de que en un año o dos se reduciría el precio de la energía eléctrica, se eliminarían los subsidios y se saldarían las deudas con las empresas generadoras. Han pasado cuatro años, las discusiones ya se realizaron y aún el Pacto no se ha firmado. Se dice que por falta de voluntad política y porque varios grupos que participaron no comulgan con algunos puntos.
Otro, ha sido Punta Catalina. Un proyecto que, supuestamente, resolverá el problema eléctrico nacional, desde que se finalicen los trabajos y la planta sea puesta en funcionamiento. Sin embargo, la fecha prometida es octubre, y no sabemos si el plazo será cumplido.
Ahora el problema se recrudece con la salida de una de las plantas de AES Dominicana.
Se estima que los apagones aumentarán a partir de este mes y la solución que da AES no ofrece mayores esperanzas a la población, tomando en cuenta que para sustituir el equipo que fue dañado por un rayo se necesitan de nueve a 18 meses para fabricarlo y reemplazarlo. Mientras tanto, las otras generadoras, CESPM, Barahona, Los Mina V y Los Mina VI dejarán de operar por mantenimiento.
Entonces, si ya la Corporación de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) sabía que estas generadoras iban a hacer paros en sus operaciones, ¿por qué no tomaron medidas de lugar para suplir el déficit energético? ¿Por qué no estaba contemplado el riesgo de que sucediera algo parecido o peor de lo de AES Dominicana? ¿Por qué no se le ofrece a la población una solución real a este problema, como apagones programados, entre otros, en lugar del típico cliché de “estamos trabajando y creamos una comisión que analice el caso”?
En momentos críticos, y más aún con un tema que afecta tanto a los ciudadanos, es importante tener planes de contingencia, mapear los riesgos, definir qué hacer ante los miles de escenarios posibles que se podrían presentar. El enemigo más grande de una crisis es precisamente el permanecer estáticos, sin tomar acción, solo esperando lo mejor y lo peor que podría suceder. Y generalmente, cuando no se está preparado sucede lo peor.
Z Digital no se hace responsable ni se identifica con las opiniones que sus colaboradores expresan a través de los trabajos y artículos publicados. Reservados todos los derechos. Prohibida la reproducción total o parcial de cualquier información gráfica, audiovisual o escrita por cualquier medio sin que se otorguen los créditos correspondientes a Z Digital como fuente.