Ana Bélgica | Foto: Kelvin de la Cruz
La sociedad actual se mueve al mejor estilo de Isaac Asimov. Los adelantos tecnológicos nos obnubilan y nos hacen creer que todo cuanto brilla es oro.
El espacio virtual se convierte en el único referente válido y democrático en el mundo real, para muchos participantes en el ciberespacio.
Jorge Hidalgo lo explica de esta manera: “En ese vecindario virtual, se reúnen ciudadanos, expertos y analistas a compartir opiniones, intercambiar información, criticar políticas y sistemas y asumir la responsabilidad social que muchas instituciones han dejado de lado en el mundo físico. Los weblogs, al igual que los foros de discusión, la mensajería instantánea, los wikis, las listas de distribución de correo, los grupos de noticias, la radio por Internet, la telefonía IP tipo Skype, están conformando lo que ha dado por llamarse software social o medios sociales”.
De esta misma manera se podrán realizar acciones concretas en el campo de lo real junto con personas conectadas en el mundo virtual y de esto existen múltiples ejemplos. Silvia Lago y Ana Marotias explican que el éxito de los movimientos sociales radica en convertir en nacional y global un problema local, y algunas de las primeras expresiones que conocimos en ese sentido fueron las acciones del Ejército Nacional de Liberación Zapatista en Chiapas, México, cuyos integrantes hicieron de conocimiento global su lucha contra el neoliberalismo y obtuvieron apoyo internacional para su causa.
Pero entramos a la era de la Web 3.0 que hará posible que la propia web piense por ti y podrá sugerirte alternativas a tus gustos. Esto es un reto para todos los estudiosos de la comunicación estratégica y para los ciberciudadanos que intentan obtener un pedazo de pastel en las corrientes de opinión virtuales.
Inés Küster y Asunción Hernández plantean: “La Web 3.0 crea una base de conocimiento e información semántica y cualitativa y proporciona una herramienta esencial para la aceptación y funcionalidad de la publicidad de la empresa. La estrategia de ebranding en este entorno consigue la fidelización del usuario”.
Estamos pendientes de los últimos celulares inteligentes, muchas universidades nos preparan para responder a las exigencias del mercado, pero sin promover un pensamiento crítico no será posible formar a esos ciberciudadanos que deberán asumir los retos del manejo tecnológico.
Aunque esto no necesariamente signifique más democracia. Muchos estamos conscientes de que falta inclusión social, no todas las personas tienen acceso a las tecnologías, por ejemplo. Respondemos al capitalismo, como si fuese el único sistema viable en democracia. Acusamos de comunista, como si fuese una peste el pensamiento divergente, a cualquiera que piense diferente a las corrientes de opinión dominante, y cuando esto sucede, es decir cuando se llega a niveles casi absolutos de polarización, es probable que no estén tan errados los que plantean que la comunicación está retrocediendo.
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