El abogado Julio Cury, quien conjuntamente con Carlos Salcedo asiste técnicamente a Alexis Medina, dijo que anticipó la decisión dictada por la jueza Janibet Rivas con motivo de la solicitud de prórroga de la investigación del caso Pulpo.
“Sin ser profeta, vidente ni nada parecido, predije el pasado lunes, en pleno estrado y ante la mismísima juzgadora, que fallaría del modo que hoy lo hizo, pues el trato preferencial que le dispensó al Ministerio Público permitía vaticinar que haría las veces de papel carbón de cada mínima cosa que el órgano acusador le solicitara, como finalmente resultó ser”, afirmó.
Denunció que más de una vez fue interrumpido por la Rivas cuando intentaba referirse a lo que había sostenido el Ministerio Público sobre las declaraciones de Francisco Pagán, Julián Suriel y Aquiles Cristopher, lo que a juicio del doctor Cury fue una transgresión al ejercicio efectivo del derecho de defensa de su representado y una violación al deber de prudencia e imparcialidad que pesaba sobre la jueza.
“En la función jurisdiccional, el autocontrol del poder decisorio del juez se concreta a través de la prudencia, de la actitud abierta y paciente para escuchar los argumentos y críticas a lo expuesto por la contraparte, y fue harto evidente que la jueza Rivas no quería que lo hiciera para así no tener que valorar mi defensa como alternativa de solución de los asuntos debatidos”, manifestó.
Agregó que la jueza “se llevó de encuentro” el deber de cortesía que le imponen tanto el Código Iberoamericano de Ética Judicial como el de Comportamiento Ético del Poder Judicial.
“Muy a pesar de que la cortesía es la forma de exteriorizar el respeto y consideración que el juez debe profesarle a sus pares, a los abogados y a los usuarios del sistema, la magistrada Rivas cometió la imprudencia de expresar en audiencia que mis argumentos de defensa respondían a los honorarios que recibía por mi concurso profesional, lo que me movió a emplazarla para que acreditara su imputación exhibiendo cualquier elemento de prueba que tuviera consigo. Como lógicamente no tenía ninguno y en lugar de disculparse, prefirió recurrir al sarcasmo, diciéndome que prestaba mis servicios de forma caritativa”, explicó el doctor Cury.
El jurista adelantó que el comportamiento de la juzgadora en la audiencia del pasado lunes fue inaceptable y profesionalmente antiético, apartado de los estándares de conducta de autoridades escogidas para tan trascendente y necesaria función social.
“En la medida que nos crucemos de brazos ante actuaciones inapropiadas que repercuten de forma nociva en los intereses de personas y de la sociedad en general, nos hacemos cómplices, razón por la que en los próximos días someteré a la magistrada Rivas por ante la Inspectoría General del Consejo del Poder Judicial”, puntualizó.