El cambio climático es una realidad ineludible que afecta a todos los aspectos de nuestra vida. Las alteraciones en el clima y el aumento de la contaminación ambiental no solo tienen consecuencias devastadoras para el medio ambiente, sino que también impactan directamente en la salud humana. Uno de los aspectos más críticos es su efecto sobre la salud reproductiva, un área que requiere atención especial por parte de profesionales y pacientes. Un estudio reciente titulado «The effects of climate change and environmental pollution on human reproduction: A scientific review», publicado en la European Journal of Obstetrics and Gynecology en julio de 2024 por Ferry Boekhorst, Charles Savona-Ventura, Tahir Mahmood y Sambit Mukhopadhyay, analiza estos impactos.

Infertilidad y Estrés Térmico

El aumento de las temperaturas debido al cambio climático puede afectar significativamente la fertilidad, especialmente en los hombres. Estudios recientes han demostrado que la exposición a altas temperaturas puede reducir la calidad del esperma, disminuyendo su conteo, motilidad y morfología. La tasa de calentamiento global ha aumentado de 0.06°C por década desde 1850 a 0.20°C por década desde 1982, lo que indica un acelerado incremento en las temperaturas globales Este cambio afecta la capacidad de regulación térmica testicular, lo que conduce a una disminución de la calidad del esperma y aumenta la infertilidad masculina.

Para los pacientes, es recomendable evitar exposiciones prolongadas a temperaturas extremas y buscar ambientes frescos durante olas de calor. El uso de ropa ligera y transpirable, así como mantenerse bien hidratado, puede ayudar a mitigar estos efectos. En áreas donde las altas temperaturas son inevitables, se puede considerar el uso de aire acondicionado y otras medidas de enfriamiento para reducir la exposición al calor.

Resultados Adversos del Embarazo

Las mujeres embarazadas son particularmente vulnerables a los efectos del estrés térmico. Las altas temperaturas están asociadas con un mayor riesgo de aborto espontáneo, parto prematuro, bajo peso al nacer, muerte fetal y defectos congénitos. Un estudio prospectivo encontró que la exposición a elevadas temperaturas aumentaba el riesgo de aborto espontáneo, parto prematuro y bajo peso al nacer. Estos riesgos se deben a una serie de mecanismos fisiopatológicos, incluidos cambios en el flujo sanguíneo uteroplacentario, reacciones inflamatorias y deshidratación.

Las pacientes embarazadas deben ser aconsejadas sobre la importancia de mantenerse hidratadas, evitar actividades extenuantes durante los días calurosos y utilizar ropa ligera y transpirable. Además, deben estar atentas a los signos de golpe de calor, como mareos, náuseas y calambres musculares, y buscar atención médica de inmediato si experimentan estos síntomas.

Contaminación Ambiental

La exposición a contaminantes del aire, como partículas finas y gases tóxicos, se ha vinculado con una disminución de la fertilidad y un aumento de las complicaciones obstétricas. Aproximadamente el 39.7% de todas las muertes fetales en todo el mundo pueden estar vinculadas a la contaminación por partículas en el aire Además, más del 3.3% de los partos prematuros en los EE. UU. se atribuyen a la contaminación por partículas. Estos contaminantes pueden causar pérdida del embarazo, parto prematuro y bajo peso al nacer. Además, la exposición a microplásticos y nanoplásticos, presentes en la placenta humana, sugiere posibles efectos directos en el desarrollo fetal. La contaminación por metales pesados también es una preocupación significativa, ya que puede afectar la fertilidad femenina y masculina y aumentar el riesgo de neoplasias dependientes de estrógenos.

Para mitigar estos riesgos, se recomienda a los pacientes:

1.     Limitar la exposición a áreas con alta contaminación del aire: Evitar salir durante los picos de contaminación, utilizar purificadores de aire en el hogar y considerar el uso de mascarillas en áreas altamente contaminadas.

2.     Promover hábitos saludables: Mantener una dieta equilibrada, rica en antioxidantes, puede ayudar a contrarrestar algunos efectos negativos de la contaminación. Alimentos ricos en vitaminas C y E, así como en selenio y zinc, pueden proporcionar beneficios protectores.

3.     Consultas regulares: Las pacientes deben mantener consultas prenatales regulares para monitorear la salud fetal y materna, especialmente si viven en áreas con alta contaminación o durante periodos de altas temperaturas. El monitoreo constante permite la detección temprana de posibles complicaciones y la implementación de intervenciones oportunas.

Impacto en la Práctica Médica

Como profesionales de la salud, es fundamental que también consideremos nuestra contribución al cambio climático. Las prácticas médicas, especialmente en ginecología y obstetricia, pueden tener una huella de carbono significativa. Las salas de operaciones, con su uso intensivo de energía y generación de desechos, son un ejemplo claro. Procedimientos como las cesáreas generan 31.21 kg de CO2e por procedimiento, comparado con 9.44 kg de CO2e por parto vaginal en hospital y 5.54 kg de CO2e por parto en casa.

Debemos buscar maneras de reducir esta huella, implementando prácticas más sostenibles, como el uso de materiales reutilizables en lugar de desechables cuando sea posible, optimizando el uso de energía y promoviendo iniciativas de reciclaje en los entornos hospitalarios. La promoción de la lactancia materna también puede contribuir a reducir la huella de carbono, ya que la producción de fórmula infantil genera entre 11 y 14 kg de gases de efecto invernadero por cada kilogramo de fórmula producida.

Ante todo esto, resulta imperativo que los profesionales de la salud estemos al tanto de los impactos del cambio climático y la contaminación en la salud reproductiva. Al proporcionar recomendaciones basadas en evidencia, podemos ayudar a nuestros pacientes a minimizar estos riesgos y mejorar sus resultados de salud reproductiva. Al mismo tiempo, debemos adoptar prácticas sostenibles en nuestra profesión para contribuir a la mitigación del cambio climático. La salud de las futuras generaciones depende de nuestra acción hoy.

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