La Roca Negra Ucrania

La Roca Negra detrás de la devastación de Ucrania

miércoles 31 julio , 2024

Creado por:

Julio Santana

Para comprender a fondo el conflicto en Ucrania, es esencial considerar tanto las motivaciones económicas como las geopolíticas. Esta guerra no solo es una lucha por territorio e influencia política, sino también por los recursos naturales y las oportunidades económicas que Ucrania ofrece.

Sus vastas extensiones de tierra fértil y su posición estratégica hacen del país un objetivo valioso en un contexto de creciente competencia global por recursos y mercados, y de inequívocos signos de decadencia del orden unipolar que siguió a la caída de la URSS.

Lejos de buscar soluciones mutuamente beneficiosas, Occidente ha intensificado su presión sobre Rusia imponiendo numerosas sanciones económicas y tecnológicas.

Entre febrero de 2022 y enero de 2024, Estados Unidos impuso sanciones a más de 16 mil personas, más de 9 mil empresas y 3,200 instituciones rusas.

En un acto extremo y en contradicción con las propias reglas que dice defender, Occidente bloqueó activos de la potencia euroasiática por un valor de 300,000 millones de euros desde el inicio del conflicto en Ucrania.

Adicionalmente, alrededor de 200,000 millones de euros en inversiones rusas están congelados en Euroclear, uno de los principales sistemas de compensación y liquidación financiera en Europa, con sede en Bélgica.

En un giro adicional, el G7 acordó en la cumbre de Apulia, Italia, que para finales de año Ucrania recibirá 50,000 millones de dólares en préstamos, los cuales serán reembolsados con los rendimientos de los activos rusos congelados.

En sintonía con estas acciones hostiles, el 22 de julio, Josep Borrell, notable belicista jefe de la diplomacia europea, anunció que el primer tramo de 1,400 millones de euros provenientes de los mencionados activos se destinará a ayuda militar para Ucrania a principios de agosto.

En paralelo, Kiev comenzó a bloquear el tránsito de recursos energéticos rusos a través de su territorio, afectando no solo a Rusia, sino también a Hungría y Eslovaquia, países que han estado a la vanguardia de las iniciativas para encontrar una solución pacífica al conflicto.

Además de estas acciones hostiles, la expansión de la OTAN y la occidentalización de Ucrania representan amenazas directas tanto a su seguridad como a su tradicional esfera de influencia.

La percepción de estar rodeada por fuerzas hostiles empuja a la dirigencia rusa a la adopción de una postura de reconversión agresiva con varios objetivos, a saber: mejorar drásticamente la eficiencia de su economía -contra toda apuesta es una economía en expansión-, reorientar su comercio exterior, modernizar su complejo militar industrial, fortalecer sus vínculos con antiguos aliados y tomar las medidas tácticas y estratégicas de defensa que dicte la evolución de los acontecimientos.

Debemos entender que la estrategia de Estados Unidos y sus aliados occidentales de proporcionar ayuda militar y económica a Ucrania no solo busca debilitar a Rusia (lo que llaman “infringir una derrota estratégica” con carne de cañón ucraniana) y reafirmar su influencia en una región alejada de sus fronteras, sino también destruirla como nación soberana que se resiste a los dictados occidentales. Lo cierto es que la intervención occidental oculta claras motivaciones económicas y geopolíticas.

Las grandes inversiones esperadas de la reconstrucción postguerra (cedidas, como se ha señalado, a Roca Negra y sus adláteres corporativos), el control de recursos, la continuación de su expansión hacia el Este y la desestabilización de Rusia, que es la única potencia capaz de desafiar al llamado Occidente colectivo. Como vemos, la intervención del viejo mundo colonial en el conflicto está lejos de ser puramente altruista. En realidad, busca asegurar ventajas económicas, geopolíticas de dominio hegemónico unipolar, con la apuesta a socios incondicionales.

Esta estrategia conlleva riesgos significativos, incluyendo una posible escalada que podría llegar a una confrontación nuclear si la OTAN interviene directamente en el conflicto, lo cual en realidad ya está sucediendo, digamos, en su primera fase, mediante la provisión permanente de asesores militares, armamentos, mercenarios y autorizaciones para disparar misiles a lo profundo del territorio ruso, afectando principalmente objetivos civiles, como se ha comprobado hasta ahora.

Desde cualquier perspectiva, debemos tener presente que, teniendo Rusia y Occidente intereses estratégicos y económicos en juego, la mejor solución es el diálogo, el equilibrio geopolítico y el respeto a los acuerdos (lo cual implicaría cambiar la historia de Occidente), a menos que no se pretenda poner a la humanidad al borde de una catástrofe nuclear de consecuencias impredecibles.

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Julio Santana

Economista (Ph.D) y especialista en sistemas nacionales de calidad, planificación estratégica y normatividad de la Administración Pública. Fue director de la antigua Dirección de Normas y Sistemas de Calidad (Digenor).

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