La Escuela Económica

Más que cuotas para mujeres, mejor es participación e igualdad

jueves 16 noviembre , 2023

Creado por:

Esteban Delgado | Foto: Kelvin de La Cruz

Al momento de escribir este artículo tomé en cuenta el hecho de que muchas damas, defensoras de los derechos de la mujer, posiblemente me critiquen y hasta me definan como “machista”, una definición que no siempre se corresponde con la connotación que algunos desean darle.

En todo caso, siento mucho respeto y admiración por quienes defienden los derechos de la mujer, independientemente de que no estemos de acuerdo en algunos aspectos del método de lucha o de reclamo, aunque sí, siempre, con el fin que se desea.

Para no abundar mucho y entrar en materia, lo que deseo expresar es que, para este tiempo en que los derechos de la mujer ya están reconocidos aunque no se apliquen de manera total y se mantengan niveles de discriminación, el método de cuotas de participación mediante ley no es de mi agrado.

Lo primero es que las cuotas, principalmente en materia electoral, se tornan discriminatorias, pues si se reclama un mínimo de colocación de candidaturas femeninas es porque se está estableciendo también una limitación indirecta a esa participación.

Otro aspecto es el hecho de que en materia electoral no se puede recurrir a cuotas, ni de la mujer, ni de la juventud, pues a la hora de buscar el triunfo en una demarcación o puesto electivo específico, para el partido y para la propia sociedad, lo importante es ganar y se gana con quien tiene mayor preferencia electoral, independientemente de la edad o género.

No es igual en los casos de designaciones administrativas. Por ejemplo, en República Dominicana hay 24 ministerios de Estado, de los cuales solo dos son ocupados por mujeres. Es posible, muy posible, que en el partido oficial existan muchas mujeres con sobradas condiciones para ocupar puestos ministeriales que tienen hombres dentro de ese partido. Pero ahí, de lo que se trata es de una decisión político-administrativa, no de una posición electiva. Eso sí puede que sea discriminatorio.

Y para que no me confundan, el ejemplo que puse del gabinete gubernamental es algo que también ocurrió con gobernantes anteriores; no es exclusivo de esta gestión.

Pero volviendo al tema que titula esta columna, particularmente prefiero destacar la participación. En el ámbito político está el problema de que las mujeres participan menos que los hombres, lo cual hace que sean menos las que destacan como opción electoral. Pero en los casos de participación se ve que la población tiende a darles apoyo.

No hay que poner ejemplos, más que saber que hemos tenido varias vicepresidentes de la República, hay varias senadoras y alcaldesas, todas electas por sus propios méritos políticos y liderazgo, y no por asignación de cuotas. De hecho, las que son llevadas por cuotas no siempre consiguen el puesto electivo al que aspiraban.

En cuanto a la participación me agrada ver que en las universidades las mujeres son mayoría en casi todas las carreras, por lo que cada vez son más mujeres que hombres las que se gradúan y por eso poco a poco han ido aumentando su participación en el mercado laboral.

De hecho, si bien en el sector privado las mujeres siguen siendo minoría y con un salario promedio cotizable ligeramente menor al de los hombres; en el sector público es lo contrario, hay más empleadas mujeres que hombres y su salario también es mayor. Esto se explica en parte porque la mayoría de puestos en el Estado son en áreas de servicios y administrativas, y es precisamente en esas áreas profesionales en donde las mujeres participan más a nivel de carreras universitarias, por lo que, al graduarse, consiguen empleo con más facilidad en el sector público.

La igualdad de derechos entre los géneros, no la igualdad de género, que no es lo mismo, creo que se ha logrado en gran medida. Ahora lo que se requiere es mayor participación de las mujeres en las áreas donde aún son minoría, de forma que alcancen puestos por méritos y no por cuotas.

Todo lo anterior, claro está, sin dejar de lado el hecho de que, en términos prácticos, ser mujer es más difícil que ser hombre y por eso las mujeres tienden a participar menos o a sacrificarse más por la familia que por su carrera, algo propio de su naturaleza y de un algo componente cultural. Es innegable.

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Esteban Delgado

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