Orlando, gerencia y toma de decisiones 

viernes 17 junio , 2022

Creado por:

Ángel Bello

A raíz de la trágica muerte del ministro de Medio Ambiente, Orlando Jorge Mera, como es natural en estos casos, tanto sus parientes y amigos como, incluso, sus adversarios políticos, han hecho énfasis básicamente en las virtudes que adornaban a su persona, profesionalmente y en el orden personal.

Los comentarios ponen el foco en su sencillez y trato afable, la humildad que lo hacía sentir cercano a la gente y la vocación por las relaciones pacíficas y armoniosas. Tales virtudes, se afirma, permeaban sus facetas, incluida aquella en el marco de la cual se produce el infausto acontecimiento: la gerencia del ministerio que encabezaba.

Haciendo una suerte de ejercicio de  impresión diagnóstica respecto a la personalidad de Jorge Mera y apoyándome no solo en el análisis de los testimonios, sino también en lo que ponía de relieve en su vida pública, puedo colegir que la apología que se ha hecho del extinto funcionario público, ciertamente, se corresponde con sus hechos.

En todo caso, más allá de esa vocación por la paz que sirvió de impronta al desempeño de sus diferentes roles, parecería que Jorge Mera adolecía de ciertos rasgos de pasividad, lo cual no se trata de una virtud, sino, más bien, de una debilidad, máxime en el desempeño de las funciones gerenciales.

Muy probablemente, como consecuencia del carácter pasivo del también dirigente del partido de gobierno, al mismo se le dificultaba establecer de manera abierta límites a las personas y sus exigencias, lo cual lo tornaba más vulnerable ante las amenazas y las agresiones de aquellos que intentaban neutralizar sus propósitos y revertir sus decisiones.

Para un gerente, la toma de decisiones constituye una de las tareas más asociadas a sus funciones. En muchas ocasiones, la toma de decisiones gerenciales no admite demoras, ya que, de lo contrario, las consecuencias podrían ser las menos deseadas, tanto para la organización como para el incumbente en el plano individual.

Ello incluye aquellas medidas que puedan afectar los intereses y las demandas de terceros, con quienes a veces se precisa tomar acciones no solo pertinentes, sino también radicales y contundentes. De esta manera, tanto para el personal bajo su mando como para los grupos de intereses internos y externos a la institución, el mensaje será inequívoco, sin ambigüedades que puedan servir de pretexto para la transgresión de las normas y la subversión.

Los estilos gerenciales pueden variar mucho. El trabajo en equipo, la política de puertas abiertas, la gerencia de pasillos y las relaciones horizontales con los empleados han de convertirse  en parte del conjunto de estrategias para procurar motivar la productividad y un clima organizacional satisfactorio.

Sin embargo, resulta pertinente también adecuar el método de toma de decisiones a las contingencias del momento de que se trate. Es así como, cuando hay amenazas o situaciones de crisis, el gerente deberá apelar al análisis objetivo de las informaciones y a sus  competencias emocionales, así como a sus habilidades conceptuales y su visión estratégica, a los fines de tomar las decisiones correctas, con coraje, valor y firmeza, sin importar de quién o quiénes se trate, y asumir los riesgos… pero hacerlo a tiempo, antes de que sea demasiado tarde.

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Ángel Bello

Psicólogo y consultor en Capacitación. Maestría en Gerencia y Productividad. Profesor de la Universidad Católica Santo Domingo.

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