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Las tres causales: la mediatización de una lucha social

viernes 14 mayo , 2021

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Agustín Laje | Foto: Kelvin de la Cruz

Cuando se trata de derechos cada quien mira hacia adentro, tendemos a priorizarnos antes que a quienes nos rodean, de esa manera, jerarquizamos nuestras creencias antes que las de otros, lo que nos hace sentir socialmente incómodos no se tolera y se combate como algo inmoral y deleznable, desterrando del todo la individualidad y el tan citado libre albedrío. 

De esa manera, la postura frente a las tres causales variará en función de la situación ya sea social, económica o religiosa de cada quien. No piensa igual frente al tema la niña de 12 años, embarazada, fruto de una violación incestuosa, que un católico ferviente, clase alta con un buen seguro médico y una familia “funcional”. 

Empecemos por establecer que mientras las personas que apoyan las tres causales se centran en el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos y a tener control sobre su condición reproductiva en casos muy concretos y extremos. Los pro vida, se fijan en el derecho del no nato, basando su discurso en la inocencia del feto que se gesta y su imposibilidad de decidir ante cualquier factor externo que impida su desarrollo y posterior nacimiento.  

El problema en este debate es que se parte de la idea de que para respetar el derecho del otro se debe estar de acuerdo con él y bajo esa lógica, nunca habrá un consenso, el debate sobre las tres causales ha pasado por muchas etapas, pero desde el punto de vista social seguimos parados en el mismo sitio. 

Tenemos una sociedad dividida en la que ha irrumpido en el escenario Agustín Laje,  con quien, si bien no concuerdo en sus posturas, sí reconozco su capacidad para el debate y su temple a la hora de rebatir las ideas, pero cuyas participaciones, a nivel mediático han sido usadas para la explotación del morbo y el conflicto, como una forma de obtener audiencia, antes que para ser un espacio receptor del debate. 

Los contendientes de Agustín han terminado perdiendo el control por llevar la discusión ya sea al terreno emocional o personal, cuando este es un asunto del que debe hablarse sin pasiones, empleado la lógica, argumentos científicos y teniendo como norte el derecho que le asiste a cada persona sobre su cuerpo. 

Los medios han sido observadores de la lucha de las mujeres por las tres causales, sin que el aporte haya ido más allá de crear titulares llamativos, como cuando a una manifestante se le llama feminista como una etiqueta para justificar su postura. Como si para querer como mujer tener autonomía de nuestros cuerpos ser feminista fuera un requisito obligatorio. 

Campamento de activistas a favor de las causales | Foto: EFE/ Orlando Barría

De su lado, Santiago Matias (Alofoke) organizó un debate, con unos importantes números de audiencia, pero que no sumaron nada nuevo a la conversación más allá de los memes, pues la posición de Laje ya la conocíamos y José Laluz centrado primero en hablar de su libro, no expuso argumentos que siquiera se centraran en el tema. El medio de emisión tampoco tenía una postura, pues lo brillante de montar ese debate fue atraer público hacia ese contenido ya que Alofoke tiene una destreza para explotar las tendencias que resulta admirable, de ahí que Laje, sea el nuevo fichaje de su programa de radio. 

Respecto a los legisladores no parece haber una voluntad política real de escuchar los argumentos de las tres causales y ver el tema fuera del temor a la Iglesia y al descontento del público pro vida que se podría traducir en impopularidad electoral. 

La tenacidad de la lucha por las tres causales, es una muestra de la fuerza de las personas (feministas o no, y si lo son ¡bien!) para exigir sus derechos, aun en una sociedad que no está lista para escucharlas, ya que los políticos protegen su posición, los medios no terminan de ser un espacio franco de debate porque están contaminados por la espectacularización y muchos de los actores que “defienden” la causa no la comprenden, sino que aprovechan la ola mediática. 

Entre medias, se cuela un discurso de odio y rechazo, pues en muchas ocasiones los pro vida tienen tanta pasión por defender su punto, que olvidan que la mujer o niña violada, embarazada fruto de un incesto, o con un feto inviable también está viva. O que la mujer que defiende las tres causales es una ciudadana de pleno derecho, que también merece poder expresarse, en un intercambio de ideas franco y respetuoso. Aun así, en los videos editados del canal de Laje donde analiza los resultados de cada encuentro, encontramos títulos rimbombantes y amarillistas como «Laje destroza feminista» o «Laje destruye feminista». 

Este debate debería girar en torno al estado de derechos, los derechos que asisten a las niñas y mujeres, no a las opiniones, las emociones o la religiosidad, no tienes que estar de acuerdo para respetar un derecho, es una oportunidad para que como sociedad los diferentes actores sumen al debate de una forma rica y ecuánime. Es momento de pensar en las niñas y las mujeres y no en los números, ya sean visitas al canal de YouTube de turno o votos en una urna. 

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Esmerarda Montero

Doctora en Comunicación Social, especializada en Análisis del Discurso y el Audiovisual, Consultora en Comunicación Estratégica, docente de grado y posgrado, articulista, comentarista y conferencista. Síguela en @esmerardamonterovargas y @emonterovargas

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