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De Bill Cosby a Pablo Ross: ¿qué pasa cuando tú mismo destruyes tu marca personal?

viernes 28 septiembre , 2018

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Foto: Romina Vásquez

En esta nueva era, en las que las redes sociales le han otorgado un gran poder a las audiencias y con la cámara de un celular se ha denunciado múltiples injusticias, el término reputación ha variado su significado. Antes, hace poco tiempo, se entendía que la reputación se basaba en los valores, en la misión y en la visión de una empresa.

Se pensaba que lo que se visibilizaba en un medio de comunicación o a través de una página web era suficiente para influir en el pensamiento del target. Sin embargo, la historia cambió. Las organizaciones, las celebridades, los influencers y todo aquel que maneje o se considere una marca en si, hace mucho que perdió el control. Hoy en día los usuarios lo tienen y poseen en sus manos la balanza que inclina, de un lado a otro ese oro molido que en comunicación estratégica llamamos reputación.

Ya no es suficiente con que comuniques de forma magistral lo que piensas sobre ti, sino que esa visión de tu persona o de tu empresa debe ir alineada y complementarse con la percepción de la audiencia. Para lograrlo, las palabras son insuficientes. Las acciones, iniciativas y los programas deben ser la prueba que sustenten tus mensajes claves. Si eres una marca personal es más difícil todavía. Las personas conectan con las personas y cualquier hecho negativo que protagonices o rumor en el que te veas involucrado afectará tu reputación.

Esto es lo que ha sucedido con Bill Cosby y Pablo Ross. Dos individuos distintos, de diferentes países, pero que comparten un escenario similar. Dos reputaciones a lo externo basadas en el conocimiento, el prestigio y la popularidad, que ahora se están viendo ensombrecidas por hechos de índole personal que nada tienen que ver con sus carreras profesionales.

Muchos de los que leen esta columna se preguntarán, ¿por qué la vida privada afecta tanto la profesional?, ¿por qué no se puede separar una cosa de la otra? Es muy simple. La persona que es una marca no se desvincula de un todo y lo que trasciende sobre su intimidad puede llegar a decepcionar a las audiencias.

Bill Cosby se vendía como un hombre de valores, familiar y como el icono del papá perfecto de la televisión a través de Cosby Show. Pablo Ross, por su lado, llegó a hacer comentarios en contra de los abusos sexuales (el último sobre Dioni Santana). No obstante, sus acciones los hacen ver como todo lo contrario y acusaciones de terceros (en el caso de Pablo, 2, y en el de Bill, más de 25) aumentan aún más la percepción negativa sobre ellos; y cuando eso pasa la credibilidad es muy difícil, por no decir casi imposible recuperarla. Siempre queda y quedará la duda.

En ese sentido, los únicos elementos tangibles que tiene una marca que es personal es su comportamiento. La naturaleza de sus acciones. La coherencia con la que vive tanto dentro como fuera de las redes. La forma en la que se mueve en los círculos sociales y aquellas causas en las que cree. Por último, y quizás el más importante, la transparencia. Básicamente, no importa que tanto se maquille la realidad, si lo que muestras no es autentico, más temprano que tarde alguien o algo te pondrá en evidencia y tus jueces serán esos mismos que un día te encumbraron.


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Romina Vásquez

Comunicadora social con una especialidad en periodismo de la Universidad Complutense de Madrid. Tiene más de nueve años de experiencia y se dedica a las relaciones públicas y a la comunicación corporativa. Conoce su trabajo en www.rominavasquez.com

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