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Casi un 20 % de los escolares alemanes toman regularmente bebidas energéticas, según un estudio de la mutua de salud DAK al que tuvo acceso dpa.
Entre las consecuencias negativas para la salud que este consumo puede producir se cuentan sobrepeso, trastornos del sueño e hiperactividad, que son especialmente frecuentes entre las niñas y niños de quinto a décimo grado del sistema educativo alemán que consumen este tipo de bebidas.
Según el estudio de DAK, el 19 % de los niños y niñas de los grupos de edad citados toman bebidas energéticas al menos una vez al mes. El 6 % lo hace semanalmente y el 3 % a diario.
DAK realizó el estudio en colaboración con el Instituto de Investigación Terapéutica (IFT-Nord por sus siglas en alemán) en 13 estados federados alemanes. En él se entrevistó a alrededor de 14.000 niños y niñas de más de 900 clases.
Según los datos obtenidos, dos tercios de los consumidores diarios de bebidas energéticas son de sexo masculino.
El consumo «de refrescos estimulantes es motivo de preocupación, especialmente entre los adolescentes», dijo Andreas Storm, presidente de la junta directiva de DAK, quien añadió: «Contienen mucha cafeína, están excesivamente endulzados y contienen numerosos aditivos artificiales».
Las bebidas energéticas no proporcionan más fuerza, pero sí podrían causar multitud de problemas de salud. «Vemos en particular una conexión entre los problemas de sueño, el sobrepeso y la hiperactividad», dijo el director del estudio Reiner Hanewinke, de IFT.
Según el investigador, esto ya es visible si los niños y los jóvenes toman regularmente una bebida energética una vez al mes, pero se vuelven muy evidentes con los jóvenes que consumen muchas.
Casi dos tercios (63 %) de los niños y niñas que consumen diariamente bebidas energéticas mostraron dificultades para conciliar el sueño.
En el grupo de los que nunca o en raras ocasiones beben bebidas energéticas, los trastornos del sueño son claramente menos frecuentes (41 %).
La DAK pidió que se etiqueten mejor las bebidas energéticas, ya que, hasta ahora, los fabricantes no tenían que informar sobre riesgos específicos para la salud.
