¿»Por qué no? No hemos venido a Rusia en balde», respondió el presidente preguntado sobre ese tema en el avión que le llevaba de regreso de madrugada a Turquía tras una visita a Moscú, durante la que visitó el salón aeroespacial MAKS e incluso inspeccionó la cabina del moderno caza ruso Su-57.

Erdogan, acompañado de su homólogo ruso, Vladímir Putin, conoció también el modelo Su-35 que, según la prensa rusa, podría reemplazar a los F-35 estadounidenses.

«Estamos esperando a que se decidan (EE.UU.). Daremos un paso tras saber su decisión final», dijo Erdogan, quien aseguró no estar preocupado por el veto de Washington porque «hay muchos mercados» en los que Turquía puede adquirir cazas, informan los medios turcos.

Ya el miércoles por la noche, el ministro de Asuntos Exteriores turco, Mevlüt Çavusoglu, indicó que Turquía necesita aviones de combate y que, si no puede comprarlos en EE.UU., «buscará alternativas».

Washington ha suspendido la venta de los F-35 a Turquía como represalia por la compra del sistema antimisiles ruso S-400, que Washington considera incompatible con la OTAN y teme pueda crear agujeros de seguridad en el sistema de la Alianza, a la que Turquía pertenece.

Turquía, que empezó a recibir esta semana la segunda entrega de los S-400, insiste en que está en su derecho de adquirir el material necesario para garantizar su seguridad y que la compra del sistema ruso se decidió al fracasar la compra de los Patriot de Estados Unidos.