Ronaldy Velez nos da lecciones, no solo de baloncesto

martes 28 mayo , 2019

Creado por:

Ángel Bello

Ha causado furor en las redes sociales un video que muestra a Roldany Vélez, un niño de trece años que exhibe destrezas descomunales jugando baloncesto, comparables con las grandes luminarias del popular deporte.

Residente en el sector de Pueblo Nuevo, de Santiago de los Caballeros, el talentoso niño ha cautivado la atención no solo a nivel local, sino también en latitudes internacionales, incluyendo a Lebron James, el astro del equipo de la NBA Los Ángeles Lakers, quien le prometió un par de tenis en virtud de que Roldany aparece jugando descalzo en el vídeo que lo ha hecho saltar a la fama.

Sin embargo, en una entrevista, al niño se le preguntó quién es su jugador favorito, a lo que él respondió con el nombre de «Stephen Curry», la mega estrella de Golden State Warriors, considerado por muchos como el principal rival de James. Ante la observación del periodista en el sentido de que es James (y no Curry) quien le regalaría los tenis, él reafirmó su posición. ¡Vaya situación! Otro vídeo del pequeño que se ha hecho viral y que ha sido objeto de todo tipo de bromas.

La manera como contestó Ronaldy al cuestionamiento, es propia de la niñez, entre cuyas características se encuentran la transparencia, la honestidad y la espontaneidad. Pero probablemente esta sociedad utilitarista en la cual le ha tocado vivir y donde tal vez seguirá viviendo, le haga asumir con el tiempo una actitud más «inteligente», de acuerdo con lo que más le convenga en el momento.

Esa ha sido la historia de la mayor parte de los adultos. Aprendimos que ser auténtico equivale a ser ingenuo, por lo cual terminamos cambiando la transparencia por la simulación, la honestidad por la mentira y la espontaneidad por el comportamiento calculador y oportunista.

Una inmensa mayoría de nosotros aprendió que un ejemplo vale más que mil palabras, por lo cual terminamos asumiendo como norma de comportamiento las mentiras «blancas» y también las variopintas que escuchábamos decir a nuestros padres, en lugar de sus consejos.

Como a tantos de nosotros nos ocurrió, a Roldany, a lo largo de su prometedora carrera, quizás tocará escuchar la versión corrompida de la «diplomacia» como un eufemismo para referirse a su caricatura llamada mentira, con la que hemos justificado los peores ardides, las más viles traiciones y las más crueles ignominias.

De la política vernácula, el baloncetista correrá el riesgo de aprender que existe algo que llaman «demagogia», el camino más expedito para alcanzar el poder. Alguien podría sentenciarle que la mentira es la carta de triunfo de los astutos, y comprobará que abundan las pleitesías a los que han sabido traficar con mimetismos y tartufadas.

Ronaldy se enterará también de que en ocasiones el precio por decir la verdad es la propia vida, que muchos hombres y mujeres han sido asesinados moralmente y condenados a pernoctar en el descrédito, mientras que otros yacen bajo epitafios cuyos textos describen su lucha por un mundo libre de engaños.

Mientras tanto, hoy Roldany ya nos está dando su primera lección: la verdad como valor inmarcesible, recordándonos a los adultos aquella canción escolar que terminaba diciendo “donde está la verdad está Dios”.

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Ángel Bello

Psicólogo y consultor en Capacitación. Maestría en Gerencia y Productividad. Profesor de la Universidad Católica Santo Domingo.

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